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El legado de Rodrigo: llevar mensaje de seguridad, valentía y esperanza

En el corazón del departamento del Chocó, enclavado entre la exuberante selva y las imponentes montañas, se encuentra el municipio de Sipí, un lugar de contrastes, donde la belleza natural se ve interrumpida por las consecuencias de un conflicto armado que ha dejado profundas heridas en su gente. Una de las más profundas es la presencia de minas antipersonal, remanentes de la guerra que continúan dejando civiles afectados.

El legado de Rodrigo: llevar mensaje de seguridad, valentía y esperanza

“Cuando caí, yo quedé inconsciente. Solo recordé en ese momento que había habido una explosión. Hubo un momento que alguien me agarró por la espalda y me dijo ‘cuñado, aguante’. Busqué abrir mis ojos y levantarme, pero no pude” Así relata Rodrigo Banguera un momento crucial, en el que su vida cambiaría para siempre y lo llevaría a ser quien es hoy en día.

Él es un hombre de sonrisa amable y mirada profunda. Conoce de primera mano las graves consecuencias que dejan las minas antipersonal. En el año 2012, mientras trabajaba en la extracción artesanal de oro, uno de estos artefactos explotó bajo sus pies, ocasionándole la amputación de una pierna y cambiando para siempre su vida.

«Yo trabajaba en la Alcaldía del municipio de Sipí, pero desafortunadamente nuestro departamento para el tema del desempleo es muy difícil y casi todos los temas son políticos. Entonces, por algunas situaciones me tocó renunciar al cargo y me dediqué a trabajar minería artesanal con 11 compañeros», recuerda con la voz pausada, reviviendo en su mente los detalles de aquel día, aquel oscuro 2 de julio de 2012.

Era un lunes festivo como cualquier otro. Rodrigo y sus compañeros se dirigían a la montaña por un camino que transitaban a diario. De repente, una explosión ensordecedora rompió la tranquilidad del lugar. Rodrigo cayó al suelo.

“Traté de abrir mis ojos y levantarme, pero no pude. Con los dedos pude abrirme los ojos. Mi pierna estaba totalmente desastillada. Fue un día muy difícil. Íbamos 11 personas, yo era el cuarto. Ya habían pasado tres personas y caí en esa mina y, desafortunadamente, perdí mi pierna». Así lo relata Rodrigo con la calma que lo caracteriza.

Los siguientes meses fueron un torbellino de emociones, según lo cuenta Rodrigo: tratamientos, terapias físicas y emocionales, todo esto para salir adelante de una de las pruebas más duras que le había puesto la vida. Todo lo enfrentó con valentía y determinación, aferrándose al apoyo de su familia y a la esperanza de volver a caminar. Las cicatrices físicas y emocionales eran profundas, pero su espíritu permanecía inquebrantable.

Gracias a esa determinación, con el tiempo, Rodrigo logró superar las limitaciones y aprendió a vivir con una prótesis. La recuperación fue un proceso largo y arduo, pero cada paso que daba lo acercaba a su nueva realidad, a la que lo llevó la vida, pero que ahora vive al máximo.

A su lado, sus hijos aprendieron de su admirable resiliencia y valentía a pesar de las dificultades. Esta experiencia los marcó profundamente, pero también les enseñó a ser fuertes y a nunca rendirse ante la adversidad.

«Como sobreviviente nos toca afrontar muchas cosas, y no solo a nosotros, sino a nuestra familia, a nuestros hijos. Les toca a nuestros hijos afrontar el tema de bullying en los colegios, en las calles, donde les dicen ‘tu papá tiene una pata de palo’, ‘tiene una prótesis’, ‘está mocho’. Es toda una situación muy difícil para uno. Pero, gracias a Dios, mis hijos han podido superar eso. Pero recién, era muy difícil para nosotros, porque en la escuela de mis hijos muchos compañeros se burlaban, los criticaban, caminaban como yo caminaba», confiesa.

Hoy Rodrigo hace parte de un programa transformador que le permite a través de su experiencia ser un testimonio de tenacidad, día a día su objetivo es llevar a su comunidad educación en el riesgo de minas antipersonal para que ninguna persona vuelva a pasar por algo similar a lo que él vivió. Rodrigo es Gestor de la Fundación Barco y dedica sus días a salvar vidas por medio de herramientas innovadoras lleva educación en el riesgo de minas antipersonal a diferentes zonas de Colombia para salvar vidas.

Al unirse a Pasos Seguros, Rodrigo aprendió sobre educación en riesgo de minas antipersonal. Esto no solo le brindó habilidades, sino también una nueva perspectiva sobre cómo llevar los desafíos que enfrentan las comunidades afectadas por este flagelo en Colombia. Ahora, él es quien lleva un mensaje de prevención y esperanza a las comunidades de Sipí.

Pasos Seguros es una alianza entre la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Fundación Barco y Discovery. Este esfuerzo permite avanzar en la Educación en el Riesgo de Minas Antipersonal (ERM) en Colombia. Gracias a esto primera vez se están utilizando tecnologías de la información y la comunicación para lograr un mayor impacto en la conciencia y la seguridad de las comunidades afectadas.

La historia de Rodrigo es un testimonio vivo de cómo en cada desafío encontramos una fuerza inquebrantable. No solo sobrevivió, sino que descubrió un impulso interior que lo motivó a volver a empezar, a resurgir con un brillo renovado y a compartir nuestra luz con quienes nos rodean.

Con una sonrisa radiante y una prótesis que no le impide caminar con paso firme, Rodrigo visita escuelas, veredas y hogares, y de la mano de Pasos Seguros crea experiencias memorables con herramientas innovadoras para educar y enseñar a niños, niñas adultos y ancianos sobre el riesgo de las minas antipersonal y salvar vidas. 

Rodrigo aprovecha su testimonio para hacer un llamado a seguir trabajando en la prevención de riesgo de minas antipersonal. «Animar a la Fundación Barco que sigan trabajando en los territorios, que sigan permitiendo que las víctimas sigamos llevando ese mensaje de prevención, que esos profesionales sigan yendo a los territorios para ver cómo minimizamos el riesgo con estos artefactos explosivos», enfatiza.

Su testimonio es un llamado a la acción, una invitación a unir esfuerzos para eliminar estos artefactos que continúan dejando dolor en Colombia. Mientras esto sucede es fundamental adoptar comportamientos seguros que eviten accidentes.

Mientras Rodrigo continúa su incansable labor de prevención, el Chocó se convierte en un símbolo de esperanza, un lugar que representa en un nuevo comienzo, donde la educación y la resiliencia abren camino hacia un futuro libre de minas antipersonal al que todos podemos contribuir.

Conoce cómo mitigar el riesgo de accidentes de minas antipersonal en tu comunidad y ayúdanos a salvar vidas