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Pasos seguros

Lecciones para dar pasos seguros: Jair, un testimonio que salva vidas

Conoce a Jair Parra, un sobreviviente de artefacto explosivo, quien con su historia nos enseña a identificar el riesgo y mitigar accidentes con minas antipersonal, municiones sin explosionar y trampas explosivas.

Lecciones para dar pasos seguros: Jair, un testimonio que salva vidas

Han transcurrido varios años desde el accidente que transformó la vida de Jair. Un acontecimiento que dejó una huella profunda en sus recuerdos, pero no logró arrebatarle la alegría de vivir, sino que despertó aún más su espíritu solidario y comprometido con la sociedad. 

Quienes conocen a Jair lo describen como una persona muy alegre y con mucha fortaleza. Así lo narra Alba Luz Sáenz, su mamá, quien recuerda todo el cariño que recibió Jair cuando era tan solo un niño y debió recuperarse de las heridas en un hospital. “Él ha sido, desde niño, muy alegre. Todo el mundo lo quiso en el hospital porque él no se dejó caer”. 

(También puedes leer otra historia de Pasos Seguros: Educación que salva vidas en el Catatumbo)

El accidente que le cambió la vida

Aquel día, Jair, junto a su primo Diego de 11 años, y otros dos menores de 14 y 5 años, respectivamente, fueron víctimas de un accidente con munición sin explosionar abandonada.

Diego llegó corriendo con un objeto extraño que, según Jair, se asemejaba a un cohete: “Lo habían encontrado hace como 3 meses y estaban jugando con eso. Yo dije: Pero esto está dañado. Entonces, pasó una camioneta. Eran personas conocidas (…) se bajaron y nos dijeron: ‘muchachos, eso, aunque se ve dañado, eso explota. ¡Cuidado!”.

A pesar de la advertencia, la incredulidad y el evidente desconocimiento de los cuatro niños, ocurrió un accidente que dejó una marca indeleble en la vida de Jair y su familia.

“Mi primo de 11 años dijo: ‘no, eso no pasa nada’, y me lo quitó de las manos”. Mientras intenta mostrar con las manos el tamaño del artefacto, Jair continúa narrando: “El explosivo era así de grande. (Diego) lo cogió así y lo golpeó 3 veces. Al  tercer golpe, el artefacto explotó. Nos subieron a la camioneta. Antes de subirme pasaron al niño de 5 años. Al señor que nos dijo que dejáramos eso, se le murió en los brazos (…) Me contó un amigo, que llegó como 30 minutos después, que vio un hueco en el suelo, vio un hueco en la pared, como si la casa la hubieran cogido a bala”.

Un consejo de vida para caminar con pasos seguros

La experiencia que vivió Jair durante su infancia y su fortaleza lo han convertido en un generador de consciencia sobre el riesgo que representan artefactos abandonados en zonas de combate o presencia de grupos armados.

“Si ustedes ven un cable, si ven algo brillante, una lata, un costal que eso no tiene que estar por ahí, la recomendación es que no cojan nada. Es posible que queden balas, granadas de mortero, pipas y, entonces, se la alcanza a ver una puntica, algo como una lata, algo así se alcanza a ver en algún momento, al medio tocarlas, pueden explotar. Es mejor estar atentos (…) lo que importa es que den aviso, que estén alertas que tengan cuidado. Es mejor un susto, un miedo, una sospecha que una amputación o una muerte de algún familiar o un amigo que no tenga nada que ver con el conflicto que se vive en Colombia”.

La historia de Jair es solo una de las más de 12 mil víctimas de minas antipersonal, municiones sin explosionar y trampas explosivas que lamentablemente se han registrado en Colombia.

Informarse y educarse sobre cómo prevenir accidentes con artefactos explosivos puede salvar tu vida y la de tu familia.

Conoce cómo mitigar el riesgo de accidentes de minas antipersonal en tu comunidad y ayúdanos a salvar vidas